Las zonas de subducción son enormes áreas donde dos placas tectónicas colisionan de tal manera que una de ellas (la más densa) se introduce (es decir, subduce) bajo otra (la menos densa). De la tectónica de placas podríamos hablar largo y tendido, pero ese no es el objetivo de este post, así que os dejo un enlace para el que quiera profundizar en el tema: http://ansatte.uit.no/kku000/webgeology/webgeology_files/spanish/mantle_dyn_spanish.html
Como os podéis imaginar, la fricción entre ambas placas tectónicas es tan alta que frena el avance de las mismas, de tal manera que se llega a un estado en el que ambas placas se encuentran "atascadas" ("Stuck") (Ver Figura 1).
Sin embargo, la placa subducente continua descendiendo hacia el manto de tal forma que (a causa del "atasco" mencionado) se produce una deformación de la placa cabalgante (ver Figura 2).
La principal consecuencia es una enorme acumulación de energía, muy similar a la energía que se almacena en un muelle comprimido. Dicho almacenamiento se prolonga durante largos períodos de tiempo, que pueden tener una duración de décadas o siglos. Hasta que llega un punto en el que la energía acumulada supera a las fuerzas de fricción existentes entre ambas placas, lo que desencadena que la placa cabalgante retorne de forma brusca a su estado inicial. El brusco movimiento de la placa cabalgante "empuja" a la masa de agua suprayacente, causando el tsunami. A esto se suma el hecho de que las zonas de interior de la placa cabalgante se encuentran a una menor altura (también a causa del movimiento de dicha placa) (Ver Figura 3).